¡Vaya! Ya es Julio. No me había percatado, hay que ver lo rápido que pasa el tiempo cuando lo inviertes en no pensar ¿verdad? Aunque claro, antes de esto ya había invertido mucho en aprender a hacerlo, y me ha venido bien, porque antes de este momento tuve que ordenar mis ideas y por fin he conseguido establecer un orden, que guarda un complicado equilibrio, pero confío en que se mantenga en pie, al igual que las torres de cartas. Simplemente andaré con pies de plomo, tendré más cuidado con las decisiones que tome (sin perder mi pequeña vena intuitiva e impredecible) y procuraré no suspirar demasiado fuerte confiando en que así esta armonía que al fin he conseguido no se desmorone. Y ahora que el no pensar no le roba demasiados ticstacs al segundero de mi reloj radiactivo, procuraré cultivar un poco mi felicidad, mi buen humor y mi gran optimismo (al que he tenido descuidado desde la mudanza)
Feliz verano desquiciados.
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