9 de marzo de 2012

Co-razas

Otra vez me asfixiaré entre los escombros del muro caído, de las paredes de la coraza que tardé ¿cuánto? ¿10 años? ¿más? en derribar. Me ha costado sudor y lágrimas, muchas horas y más confesiones secretas. Miles de horas invertidas en su vida, en aprender a formar parte de ella, y lo conseguí. Siempre va de chico duro por la vida, pero me echa de menos, lo sé, lo sabe, lo que pasa que a veces le cuesta trabajo darse cuenta. Pero tranquilo, algún día volveré un viernes a nuestra esquina de siempre para contarte que mi vida amorosa sigue siendo una mierda y para que tú me cuentes tonterías y paparruchas de las tuyas, o me hagas reír, o incluso llorar, pero de la risa, sé que no te gusta ver como me ridiculizo en público. Ves, no he cambiado nada. Seguirás siendo el único que sepa cuando callar, cuando dar un abrazo e incluso, si te sientes generoso, cuando dar un beso. Eres un mimoso incontrolable, aunque esto nadie lo sabe, nuestro secreto. 
Hay quién diría que lo nuestro es amor del bueJAJAJA, no puedo ni seguir, pobres infelices. Yo te quiero, y te lo digo poco, para que no te crezcas mucho. Te queda toda una vida para aguantarme, desde Italia, Polonia, Laponia o el fin del mundo. Te jodes. Es el precio a pagar porque tu vida sea más divertida conmigo en ella (como me quiero, casi más que tú a ti mismo)
Podría vivir sin ti, pero es que no me apetece.

(No hay quién se lo crea ¿eh?)

Bb.

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