20 de abril de 2012

A la 01.30

He dejado la poesía. He cerrado los libros con historias de amor y he abierto uno de rosas y espinas. Otra vez vuelvo a consumirme entre los pedazos de lo que quisiera ser y a lo que no puedo aspirar. De nuevo la cera me quema las manos, la llama se apaga. Y no puedo hacer más que sentarme a esperar. ¿Qué? He hecho todo lo que he podido y nada ha cambiado, nada hemos cambiado. Las velas se han consumido y el gas del mechero se ha terminado. La psicología me ha jugado malas pasadas, y no quiero ni pensar en el alcohol y mi subconsciente, a los que sólo quiero evitar ya. Hoy al menos, no recuerdo cada instante con nitidez, los recuerdos se van volviendo borrosos. Primer paso. Por ahora que aún no he olvidado del todo me conformo con esperar, 2 semanas más, a que llegues un viernes a las tantas de la madrugada y poder abrazarte y decirte que el mundo, nuestro mundo, vuelve a ser el de siempre.

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