No esperaba que una semana en el exilio diera tanto de sí. Realmente, no esperaba nada en absoluto. No imaginaba tantas risas, ni tantas anécdotas, ni tantas tonterías, ni tanto apego hacia ellas. Imaginaba unas vacaciones sin más, que últimamente es lo único que me acompaña. Pero como sólo ellas saben hacer, una vez más me sorprendieron, las que me sacan de las nubes con las que me embeleso y me pegan una voz para que ponga rumbo a la tierra. Me han demostrado mucho en estos días, he aprendido mucho, he tenido tiempo para pensar, reflexionar, reír y luego no pensar en nada más. Es cierto eso de que a veces, alejarse del epicentro de tu vida puede tener efectos positivos. Y ahora, a disfrutar de la reclusión unos días más, en compañía de otra mujer recién llegada del exilio, con mil historias por contar.
Prometo echarte de menos,
no sólo esta noche,
sino todas las noches que no estés a menos de 5cm.
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