4 de julio de 2012

Curiosità

Conservo esta peculiaridad desde que tengo uso de razón. Me gustan los porqués y los cómo, las explicaciones, los entresijos que traen con ellas y los nuevos descubrimientos a los que me llevan. No hace falta más que mirar la colección de libros de mi estantería, habrá pocos temas que no toquen: anatomía, psicología, ciencias naturales, física, fotografía... Existen un sinfín de cosas en el mundo sobre las que jamás llegaré a saber mucho, pero soy de las que cree que es más valioso saber un poco de todo y saberlo bien, que saber únicamente mucho de una sola cosa, que al fin y al cabo puede desmoronarse en algún momento. Siempre dispuesta a aprender algo nuevo antes de acostarme, esa soy yo en este lugar lleno de deshechos humanos, sin ánimo de ofender. Por eso nunca he comprendido del todo bien porqué la sociedad se empeña en mitigar la curiosidad de los más pequeños a base de respuestas falsas, riñas y demás que llevan a estos pequeños seres a perder todo su afán descubridor. Y es que no hay más que ver que algunos sinónimos de esta venerable actitud son fisgonear, entrometerse, cotillear...nada más lejos de la realidad, que es aprender. Suerte que yo soy aún como una niña pequeña y no han conseguido mitigar ese espíritu. Y esta noche la he pasado acompañada de mi buen amigo Higgs.




La curiosidad es el arma que protege frente a la ignorancia.
Esa cualidad que jamás a nadie se le debería arrebatar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario