13 de septiembre de 2012

¿Dónde queda eso?

Se terminó esa época clara que deja paso a un abismo de tinieblas e incertidumbre, de caminos de tierra mojados por las lluvias otoñales que pronto arreciarán los corazones de aquellos que prefieren no guarecerse ante ciclones. Yo por mi parte, elijo el camino de piedras, que aunque resbaladizo y traicionero, me proporciona los guijarros que necesito para que, si se da el momento, pueda seguirlos a la inversa para volver a casa, al hogar. Aunque claro, para eso, mucho debe torcerse el camino. De momento, espero no tropezar con demasiados lobos disfrazados de corderos. Y a lo largo del camino me iré procurando bayas curativas y enanos que protejan mi suerte como he hecho hasta ahora. Claro que, hasta entonces, debo conformarme con volver a la habitación acolchada y decir adiós al jardín sin columpios. Empieza una nueva etapa. Un nuevo curso. Un nuevo encierro.

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