12 de octubre de 2011
Un día corriente
Mientras la jarra da vueltas en el microondas, las ideas no cesan de burbujear en tu cabeza. Una tras otra, y tus ojos siguen el incesante giro de la jarra. Otra vuelta, una más, otra... *Piiii* Mientras dejas reposar el fantástico té de rosas que alguien genial te trajo de un país algo lejano, dejas que tu mente viaje un rato más. Por recuerdos, por cosas irónicas que te han pasado a lo largo de estos meses, por cosas que jamás sucederán y otras que te gustaría que ocurriesen. ¡Cuán malévola puede ser la imaginación de una perturbada! Y de repente no piensas en nada, sólo ves cómo el agua hirviendo cae sobre ese vaso marroquí que tus padres llevan guardando tantos años. ¿Cómo he llegado a esto? Y desechas la posibilidad de echar azúcar, de todas formas, de poco serviría, el mundo va a seguir siendo igual de amargo.
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