19 de mayo de 2012

En días de lluvia

Estar con ella es como hacer que cada día sea una noche de domingo. Una de esas en las que haces recuento semanal, balance de pros y contras, contraste de blancos y negros. Es como esa hermana que se te aparece a las tantas de la madrugada para desvelarte con historias para no dormir. Hablar con ella es deja que fluya el tiempo y no ponerle límites al reloj. 4 días, 4 meses, 4 años, la cantidad de tiempo que pase alejada de ella es una nimiedad, y no importa que no haya habido comunicación de por medio, siempre vuelve, siempre vuelvo. Ella lo es todo, ahora, y siempre. Es mi familia fuera del núcleo familiar, es esa amiga que nunca te olvida, a la que nunca puedes olvidar. Y sólo cuando vuelves a verla te das cuenta de lo mucho que la has echado de menos.

Por mil comidas más en el "burriking" que duren 5 h. 

Inf.

12 de mayo de 2012

El bueno, el malo y la tonta

"Nunca he visto morir tan estúpidamente, ¿qué te parece?"
(Conciencia: Ciertamente tiene razón, ¿a quién se le ocurre poner el corazón encima de la mesa para que se lo aplasten? Estúpida.)
Ese empeño inaudito en no dar la razón a nadie, ni siquiera a alguna de mis otras personalidades. Ése empeño de convertir al malo de la película en el bueno y de dejar a éste relegado a un segundo puesto que no le corresponde. ¿Te gustan los acertijos? ¿no? A mi me encantan, ya sabes, por eso de darle vueltas a la cabeza, pensar, preguntar, obsesionarme, todas esas cosas que se me dan tan bien cuando estoy encerrada en estas 4 paredes, o en 6 o en 8 (el número es indiferente) Él no es el bueno fue la última frase de una noche que llevaba soñando meses. La última frase, la que cayó como un témpano helado en mis oídos, a la que darle vueltas de camino a mi prisión particular. Yo ya sé quien es el bueno de mi película, sólo espero el día que yo misma pueda darme cuenta.

*El bueno que no llega, el malo que no se va, la tonta que es cruel.*

6 de mayo de 2012

Ellos han vuelto...

Fue todo tan extrañamente normal. Mis 10 secuestradores llegaron tarde al encuentro, como no podía ser menos, y me concedieron unos momentos más de libertad antes de capturarme entre sus redes de nuevo. He salido del exilio para meterme en su cueva otra vez, pero me gusta. Al fin lo consiguieron, me echaron el anzuelo, y piqué sin remedio. Entre esas 4 paredes me volvía a sentir como si el tiempo transcurriera a una velocidad muy inferior a la normal, como si las agujas del reloj nos dieran un respiro cada segundo. Todo volvía a esa normalidad monótona y divertida que tanto anhelaba. Y sus abrazos. Cómo echaba de menos sus abrazos.

4 de mayo de 2012

Rutina


Ese temblor muscular que hacía tiempo que no sentía. Esas mariposas en el estómago
que siempre me han dado ganas de echar a volar cual hoja mecida por la brisa
otoñal. Las lágrimas que se reisten a brotar, pero que ahí están, al acecho. Los
sentimientos a flor de piel como siempre debería ser. Soy una persona poco cariñosa,
es cierto, no me gusta demostrar lo que siento, no me sale, no va acorde con alguna de
mis múltiples personalidades (aún no he descubierto con cuál), pero hoy, hoy no voy a
escatimar ni en besos ni en abrazos. No voy a dejar pasar ni un sólo momento en el
que pueda sacarle una sonrisa a alguien como me gusta hacer siempre. Hoy es un día
diferente, es un día más alegre que todos los de estos últimos meses en el exilio.
Vuelvo a tenerle a más de 2000 km. pero ¿sabes qué? Ahora ya no duelen tanto, ni
su presencia ni su ausencia, aunque ahí siguen esas ganas locas de ser la que
desvía sus pensamientos y la que le atrae de nuevo a la tierra. Pero esperaré hasta
que me canse de hacerlo. Paciencia, eso sí que me sobra.
Pero volvamos a lo importante, a la gente que vuelvo a tener a tiro de piedra.
Volver a los viernes de kebaba y Filan, a los sábados sin sentido, a los domingos
de cafés y confesiones, a los lunes de apuntes y balances fáunicos, a las semanas
eternas con la cabeza echando humo y con ella soplando para que vea lo lindo
que es el día. A todos vosotros, a los que me habéis hecho comprender, que a pesar
de lo que he dicho siempre, puedo llegar a ser importante en la vida de alguien.
Gracias. Por lo que ha sido, lo que es y lo que será. Os quiero, sin remedio.

No queda nada

10 horas es lo que me separa de la vuelta al dulce y angosto hogar que tanto anhelo a ratos. Sí, he de ser sincera, es angustioso estar lejos de todo aquello que conoces, que te arropa, pero esa sensación de libertad, de aire puro, de falta de ataduras, es lo que siempre ha querido salir a la luz de mi pequeño ser. Es todo lo que soy, una loca desquiciada sin cuerdas ni cadenas que le permitan atarse a un punto fijo, a alguien fijo. Realmente, es algo que ni siquiera me gustaría ser. Echaré de menos las escapadas de fin de semana, el alcohol a altas y no tan altas horas de la noche, el probar cada día una nueva cerveza, descubrir una calle cada semana que te lleve a algún puesto peculiar. Les echaré de menos a todos ellos, a los que han hecho de este exilio un lugar agradable donde, a veces, no siempre, apetece quedarse.