No soporto el dolor. Mi umbral está muy por debajo de la media. Para mi un pellizco llega a alcanzar una magnitud insospechada. Pero entonces me recompongo y vuelvo al ataque. Y mi enemigo se acobarda, porque en mis ojos ve lo que yo hace tiempo sospecho. Soy fuerte. Más fuerte que él. Más fuerte que todo. Tenías razón, nunca debí bajar la guardia.
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