¿Qué pasa? ¿Qué me pasa? Todo está patas arriba. La mesa está llena de cosas inútiles que no sé si limpiar, patear, romper o guardar. Tengo el armario lleno de cosas que ni uso ni necesito, y aún así, me siento incapaz de deshacerme de ellas. ¿Por qué? Ni idea. Puede que me guste mucho más mi pasado que mi presente, puede que quiera vivir en él para siempre. Y mira esa estantería, ¡madre mía! está llena de libros con historias, historias que voy dejando a medias porque no me gusta el final (sé los finales porque siempre leo la última línea, ya ves, manías de perturbados) Tampoco puedo tirarlos sin más a la basura, forman parte de mi, son mis únicos compañeros de viaje. Pero empiezan a pesar demasiado. En mi última escapada tuve que pagar por exceso de peso. Luego está la torre de los discos, con un orden caótico, bueno, el que un loco le pone a sus cosas claro está. Hay para todos los gustos: rock, heavy, pop, jazz, blues... Un tipo de música para cada época de mi desordenada vida, una canción prácticamente para cada recuerdo y cada persona. Genial, otra cosa más que añadir a la lista de cosas inútiles sin las que no puedo vivir.
Bueno, entonces qué, ¿te quedas ahí mirando cómo acumulo basura como si tuviera síndrome de Diógenes (no, no es ésta la enfermedad mental que yo tengo) o vas a ayudarme a tirarlo todo y empezar de nuevo?
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