Tiempo y paciencia. Vuelvo a estar sobrada de ambas. Vuelvo al cauce, al camino torcido, a romper corazones en las sábanas de cualquier hotel, a dejar guijarros porque las gominolas se las comen los pájaros. Puede que no os guste lo que viene ahora, de todas formas ¿a quién le importa? No sabríais ni por donde empezar a buscarme, nadie sabría...
Se tuerce el camino recto.
Volvemos a las emboscadas.
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