6 de enero de 2013

Amargas despedidas.

No es cierto eso de que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Yo sabía lo que tenía, sabía cuan valioso era y así todo acepté el reto de perderlo. Porque era perderle a él, o perderme yo, y como bien dice siempre mi madre: "el ser humano es egoísta por naturaleza" Me lo jugué todo a una triste pareja de treses y obviamente, perdí la mano, y la ropa, el coche, las llaves de casa y hasta el sentido común. Pero no me arrepiento, este es un año de cambios, de mejorías. Y dejar de echarle de menos no es cuestión de tiempo, es cuestión de ganas, que es lo que me sobra ahora mismo y lo que me falta cada mañana. Pero aceptaré otra mano, jugaré la siguiente ronda y saldré victoriosa por esa puerta con un trofeo en cada mano y a mi espalda, todas las maletas. Pienso salir de este agujero, contigo o sin ti.

Adiós amigo alcohol. No sé si volveremos a encontrarnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario