Eso es lo que ha sido. Un punto y aparte. Un párrafo más. Un capítulo menos. Y así paso las horas debatiéndome entre si conservarlo en la estantería de los habituales o guardarlo en el fondo del cajón, junto a esos libros que no quieres volver a leer, esos que te contaban de pequeña y te asustabas. Y es que algo así da miedo, y no, por una vez no me refiero a los monstruos. Ya sabes, todo ese miedo a perder, a no saber como reaccionar, a no ser suficiente, etece etece. Y entonces una tarde decides acabar con el libro, saber cómo es el final y pasar página. Lo acabas y de paso relees algunas de tus partes favoritas. Pero dejas unas páginas en blanco al final, puede que algún día escribas de verdad el final, pero no será hoy.
Ya está, se acabó escribir más historias de este libro por ahora.
Al menos ya no duele. Tanto.
Razones tenemos todos, pero yo, muchas más que vosotros.
Carlos Salem
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