24 de septiembre de 2011

Una pista para avispados

En esta última época de mi vida (reduzcámosla a un par de meses mas o menos) me han repetido, no una ni dos, sino alguna vez más, que no sé lo que estar enamorada, que nunca he querido de verdad, que yo no sé qué es eso de estar loco por alguien y darlo todo para que sea feliz. ¿Y qué si es así? Soy egoísta, me han enseñado que sólo puedo confiar en mi, y por eso, yo voy siempre primero, mis prioridades, mis sueños, mis objetivos, incluso mis amigos van siempre primero que cualquiera. Y éste es sólo uno de mis numerosos defectos. Pero he de decir algo, a todos aquellos que dicen que han sacrificado mucho cuando estaban enamorados, a los que se han quedado en casa un sábado por hacerles felices, a los que renuncian a  sus sueños, a los que se aíslan en el mundo del otro, a todos ellos y a muchos más tengo que decirles: gracias. Gracias a vosotros sé cómo no quiero que sea el amor, porque yo lo que quiero es alguien que me quiera porque sí, alguien que no necesite que yo lo sacrifique todo por él y que él tampoco tenga que sacrificarlo todo por mi. Porque en realidad estar enamorado no es tan difícil como lo pintan, querer a alguien no es más que eso, quererle, no hace falta más si eso es sincero. Reflexionad, daos un minuto para pensar, y ya me contaréis quien tiene razón, porque para querer a alguien, primero hay que quererse a uno mismo, y éso, si que es lo difícil.

Y todo esto lo dice alguien que ha estado a punto de dar sus sueños por alguien...

De los golpes también se aprende.

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