13 de septiembre de 2011

Encierro otoñal

¡Maldita sea! Siento haber tardado tantos días en volver por aquí, pero lo han hecho de nuevo. Han vuelto a capturarme. Los hombres que me trajeron eran un poco más amables que los últimos. La gente no está del todo mal, mis compañeros me dan tema de conversación durante las largas tardes encerrados todos en estas 4 paredes mientras unos cuantos doctores se empeñan en llenar nuestro cerebro con lo que a ellos les interesa que nos interese. Pero al menos, me dan libertad, ligera claro. Se me permite dormir las mañanas, leer por las tardes y escribir por las noches. Mis tres grandes pasiones. Nos dicen que nos están ayudando a ser libres, ¿quién sabe? igual esta vez dicen la verdad. Así que te quería pedir un favor, tráeme mis cervezas y esos libros que tengo a medio acabar. ¿Aún no sabes dónde estoy? Estoy en la universidad, en ese lugar tan frío y lleno de cerebros. Pero saldré pronto, antes del comienzo del invierno, e intentaré volver a mi madriguera sucia y polvorienta. No pongas esa cara, no es este el sitio de dónde escapaba cuando te conocí. A ése aún no sé cuando volveré, aunque si te digo la verdad, espero que sea pronto, porque en el fondo, sí, huí, pero es como si nunca lo hubiera hecho. Los recuerdos me persiguen, y las pesadillas. Pero tranquila, ahora estoy bien. Tráeme cerveza y estaré bien. Mañana intentaré escribirte de nuevo. Manda saludos a mis bolas de polvo y mis cristales rotos con fotografías.

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