17 de diciembre de 2011

Adiós juicio, adiós.

Tras la extracción de una buena cantidad de juicio el pasado miércoles, parece que los psiquiatras están contentos con mi evolución, que al parecer va a un ritmo contrario. Me han explicado (o al menos lo han intentado) que parece ser que restándome un poco de juicio han conseguido restablecer algo de sentido común, lo sé, la lógica aquí falla, pero ¿qué queréis? yo nunca he dicho que sea una persona lógica. Así que aquí me hallo una vez más, comiéndome los pellejos de las uñas y mordiéndome los labios, tratando de averiguar si realmente he dado un paso al frente y esperando no dar ocho atrás. Espero que esta vez no vuelva mi temida infección que me dura ya casi ¡8 meses! Madre, como me vuelva a dar palmo seguro. Ya está, me he asustado, ¿dónde demonios está mi cerveza?

Y pensar que un hematoma
puede ser la causa de mi dicha
el motivo de tu olvido;
el comienzo de mi nueva vida.

Y entonces amanezco, y el sol no comprende mi alegría cuando le grito que ya no eres tú al que quiero oír cómo susurra en sueños sus deseos más inquietos.




PD: he de retractarme ahora que la cerveza me permite recordar. El espléndido poema co-razones no es de mi querido y venerado poeta Carlos Salem, sino de su fiel compañero, Escaldar Algeet otro de los grandes merecedor de unos instantes de lectura compulsiva.



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