Haz algo. Cambia el mundo. Coge lo que no te guste y dale la vuelta. Parece sencillo ¿verdad? Desde tu mundo perfecto e ideal todo lo parece. Pero no es tan fácil, primero hay que organizar las ideas, aclarar cuentas pendientes y dejar atados algunos cabos sueltos. Entonces y sólo entonces podré salir de esta maraña de vida que aprieta mis venas y las deja como si fueran regalices. Tú sólo espera y verás, aguarda en tu sórdida habitación y déjame una cerveza preparada en la cocina (Guiness o VollDamn, no vamos a ponernos exquisitos a estas alturas del filme), yo haré el resto.
Y tú me preguntas qué soy.
Soy los restos de lo que fui
el presente de un pasado marchito
la sombra de tres copas de más
y cuatro besos de menos.
Alguien me grita desde el balcón:
¡Espalda alta y frente erguida!
¿o era al revés?
Poco importa ya.
A pocos importo ya.
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